Construido a principios de la década de los 60, este apartamento, situado cerca del Parque de Merl (Luxemburgo), era un espacio mal distribuido y oscuro, que necesitaba una rehabilitación total. El joven estudio n-lab architects ha sido el encargado de recuperar y transformar la obsoleta vivienda en otra diáfana, luminosa y funcional, en respuesta a las peticiones de su cliente.
Éste disponía de una vivienda de 82 m2 pero con una distribución que limitaba la entrada de luz y daba lugar a espacios pequeños cuando lo que deseaba eran espacios abiertos, luminosos, estructuras flexibles y una organización espacial que se ajustara a sus preferencias y necesidades.
Así, que lo primero que se hizo fue definir y redistribuir los interiores en cuatro zonas diferenciadas: descanso / sala de estar; recibidor / comedor / cocina; sala de piano / lectura; y la zona privada / dormitorio. Esta nueva distribución significó derribar los antiguos tabiques, lo que facilitó la entrada de la luz hasta el núcleo de la vivienda, y convertir la cocina en el centro social de la casa, abriéndola a la sala de estar y también a la sala de música y de lectura.
Justo a la entrada de la vivienda, se encuentra el cuarto de baño ubicado en un cubo. Parte de las paredes se han sustituido por paneles de vidrio translúcido que optimizan la distribución de la luz en este volumen y "hacen de enlace" entre el interior de esta estancia y las zonas adyacentes.
La cocina se caracteriza por el falso techo mientras que la isla, donde se ha colocado la zona de cocción y una mesa adosada, se convierten en los elementos principales. La mesa está diseñada originalmente para cuatro personas aunque, gracias a un mecanismo, su tamaño puede duplicarse en sólo unos pocos pasos.
Para integrarla con facilidad en el espacio general, se ha elegido un mobiliario de color blanco, sin tiradores. El único punto de color proviene de la hornacina de la zona de aguas, que se ha revestido en un intenso color verde que aporta un toque vital en el minimalista interior.
Junto a la cocina, se ha situado la zona de música y de estudio, separada de la primera por un panel de cristal fijo y otro corredizo que permiten que llegue luz natural adicional a la cocina. Además, la puerta corredera de cristal y el cambio de pavimento dibujan la línea divisoria entre las dos estancias e indican que se está entrando en una zona semi-privada. El vestidor, en forma de cubo, crea la distancia necesaria entre el estudio y el dormitorio, la zona más privada.
A pesar de la uniformidad que reina en todo el apartamento, los distintos materiales utilizados se han trabajado bajo el concepto del contraste: superficies lisas frente a superficies rugosas y acabados de gama alta junto a otros más “casual”. Además, la elección no ha estado supeditada a su empleo en unas estancias concretas, aunque sí se han tenido en cuenta sus características.
En el cuarto de baño se han buscado acabados rugosos -hormigón en bruto-, mientras que los acabados del área de lectura y de música son más suaves -paredes blancas y suelo de roble-. El uso de los mismos materiales en las diferentes áreas de la vivienda refuerza el concepto de planta diáfana y homogénea.
La mayoría de los muebles del apartamento han sido diseñados por n-lab y se completan con elementos atemporales como el famoso sistema modular USM y diferentes hallazgos como un palé que se convirtió en la mesa de centro, después de ser bañado, por supuesto, en color blanco.
Sobre n-lab architects:
n-lab architects es un joven estudio de arquitectura y diseño interior con sede en la ciudad de Luxemburgo, fundado en 2004. Sus proyectos se centran en vivendas unifamiliares, reformas y diseño de interiores. Además, trabajan en proyectos de investigación para la exposición y el diseño de productos. Frédéric Nosbusch, Patrick Berkenheier, Linda Falsetti, Linda Kipper, Mandéra Makanguile, Vanessa Schroeder y Marion Walté son sus integrantes.
Fotografías: Bohumil KOSTOHRYZ boshua
Planimetría:
Planta
Información e imágenes facilitadas por n-lab architects
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