Para llevar a cabo el proyecto, se realizó una reconstrucción prácticamente total del edificio, manteniendo únicamente parte de la estructura. Los muros y columnas que se conservaron eran los mínimos indispensables para poder estructurarlo. En algunas zonas, tras el cambio de distribución de las distintas estancias, hubo que reforzar la estructura, pues como bien se sabe, México D.F. es una zona donde se producen muchos sismos o terremotos.
Uno de los puntos conflictivos del trabajo fue la iluminación, ya que la estructura existente no contaba con mucha altura e impedía la colocación de falsos techos en muchas zonas. Este problema se resolvió colocando luminarias de superficie que se cubrieron con telas para hacer un efecto de pantalla y difuminar la luz. Allí donde la altura lo permitía, se colocaron luminarias colgantes hechas por artesanos mexicanos. Se procuró que toda la iluminación consumiera lo menos posible energéticamente.
Todas las barandillas son de cristal templado de seguridad y están encajadas en el forjado para evitar todo tipo de herrajes y darle más ligereza. Lo mismo ocurre con toda la cancelería o perfilería de las ventanas, que se embutieron en los muros para aligerar la fachada, el efecto es simple y estético. Los cristales que se utilizaron en la fachada son de grandes dimensiones, procurando utilizar piezas únicas para cada entrada de luz. Solamente en una apertura de doble altura se tuvo que usar un sistema anclaje de aluminio para sujetar los cristales.
En el capítulo de materiales, algunos fueron mandados por barco desde España, como el pavimento y los muebles sanitarios y griferías. Todos son de Gunni & Trentino, ya que este tipo de materiales y diseños son muy poco comunes en México. Finalmente el resultado fue una transformación total, sencilla y funcional.
0 comments:
Post a Comment